The origin of the world, o Michon como demiurgo

Me he dado cuenta que leo poca literatura contemporánea. Generalmente prefiero los escritores muertos. Y si por ahí leo alguno vivo, éste escribe en otra época, en una maravillosa época de oraciones de más de 140 caracteres, en la que hay lugar para las sutilezas, los detalles irrelevantemente importantes, la biografías desesperadas, las vidas minúsculas. Pierre Michon es uno de esos escritores:

“No era el gusto del oro, no, ni el de las masacres, ni el de ser el primero de los mortales; era esa frase infinita que siempre se nos escapa, va a otra parte de las nubes, sólo culmina en el cadáver, era lo que le faltaba y era quizás el mundo. Para esa oquedad, yo tocaba la lira”

Uno de esos escritores que, en Lima, me obligaba a levantarme tempranísmo, a las 5:45 a.m., para coger el bus a mi trabajo a las 6:30 a.m., y poder disponer de una hora de lectura matutina, entre canciones de Los Morunos e infatigables vendedores de caramelos.

Y esa lectura lo era todo. Vidas Minúsculas era el libro que leía magníficamente sentado en una silla anaranjada de la línea 104 que me recogía en Petit Thouars y me dejaba en el Jr. Tacna. A veces también sentado en el enorme bus blanco que atravesaba todo Javier Prado, veloz y silencioso. De ese libro me acuerdo del capítulo 5, sobre la vida del tío Foucault, un paciente demasiado orgulloso, humano, que se niega a evitar su naufragio vital simplemente porque quiere, sobre todo, evitar la humillación de que sepan que es analfabeto.

En fin, después de eso me prometí leer todo lo que Michon escribiese. Leerlo dos veces, sentado en un tren veloz la segunda, admirando lo rápido que pasa la vida desde allí, saboreando cada palabra allí encontrada. Pero es difícil encontrar sus libros en español, más aún en Lima. Conseguí una versión en Francés original de Vies Minuscules, pero confieso que el tiempo, sabandija, no me ha sido suficiente para aprender el idioma de los gigantes, de Proust, de Michon.

Felizmente el idioma inglés existe, y el azar también; y a veces me toca a mí. A veces ocurre que decido salir a mirar en las tiendas de libros, buscando acaso ser sorpendido. Y sucede. No siempre, pero sucede. Sucede que de repente entro a una tienda de libros usados, donde el principal business es vender café, tartaletas y estereotipos. Sucede que me paseo por el estante de “Fiction”, matemáticamente ordenado, de la A a la Z, donde es imposible encontrar un libro de Borges, pero es posible hallar milagros, hasta cosas sobrenaturales, como dos libros de Michon alineados entre tanta indiferencia. Los miro. Los miro otra vez. Los abro, y sí, es el gran Michon. Dos libros a un precio pírrico. El azar existe, pienso. Debería jugar la lotería, agrego luego. Corro a la caja. Balbuceo un inglés excitadísmo, inentendible, pero eso es suficiente para que la señora cajera entienda que he encontrado la vida, y me permite pagar para luego salir corriendo a comprar café para mi mi cafetera y luego ir a mi casa.

Y es así como me encuentro ahora, leyendo a Michon en el idioma de Shakespeare. Si bien preferiría leer una traducción al español, la traducción al inglés aún permite saborear perlas como esta:

“I arrived at night, in something close to shock, in the middle of a galloping September rain that bucked in the beams of the headlights, in the pounding of the long windshield wipers…”

El libro se llama “The Origin of the World”, y es una de las mejores cosas que me ha pasado en los últimos meses. De esas cosas que te hacen querer terminar rápido las labores para regresar a casa, coger el libro, y también el diccionario, y volar. Hasta cuando Michon lo disponga, y entre lectura y lectura, sentarte en tu computadora a escribir cualquier sonsera, para luego irte a dormir, convencido de haber hecho algo bueno, vagamente convencido de que todo sería distinto si Michon fuera Dios.

About Edgar Salgado Chavez

Call me ED. Some years ago -never mind how long precisely- having little or no money in my purse... I thought I would sail about a little and see the non-Peruvian part of the world.
This entry was posted in literatura and tagged , . Bookmark the permalink.

7 Responses to The origin of the world, o Michon como demiurgo

  1. Malasquez says:

    Al leer este post me ha parecido estar conversando contigo y con el resto de la gente, en La Noche y con un par de jarras de chelas (porque en Lima las chelas se piden siempre de a dos, cosa que a los gringos les cuesta entender)… jajajajajaja

  2. Jajajajaja, La Noche era el mejor lugar para hablar las cosas importantes. Y siempre de a dos las chelas, claro! ¿Vas este verano a Lima?

    • Malasquez says:

      Me estoy quedando a llevar un curso en verano (por motivos de fuerza mayor en verdad, ya les explicare si los veo), pero caigo por Lima al menos un par de semanas entre fines de julio y mediados de agosto. Pasame la voz si vas a estar en Lima.

  3. Anonymous says:

    sigue escribiendo

Leave a comment